Según el IX informe del “Impacto Social de las Empresas”, elaborado por la fundación SERES y Deloitte, las empresas españolas invirtieron en 2022 un total de 1.533 millones de euros en acciones sociales, un 3% más que en el año anterior. Pero, ¿qué se considera acción social? 

Llamamos acción social a todas aquellas actividades voluntarias en las que una empresa se involucra, poniendo parte de sus recursos, ya sean humanos, técnicos o financieros, a disposición de la sociedad y de colectivos desfavorecidos. Las empresas aprovechan sus competencias corporativas distintivas para impulsar programas sociales, muchas veces en colaboración con asociaciones y ONGs.  

Para ser considerada acción social, una actividad de este tipo debe nacer de la propia conciencia y responsabilidad de la organización. La empresa manifiesta su deseo de implicarse para contribuir de forma positiva en el desarrollo de la sociedad. Por esta razón, todas estas acciones se planifican a partir de consideraciones estratégicas, y no forman parte de meras acciones publicitarias de la empresa.  

Beneficios para la empresa 

Cuando una empresa, dentro de su estrategia, desarrolla actividades de acción social está contribuyendo a solucionar complejos problemas sociales y, a la vez, generando diversos beneficios para sí misma:  

• Fortalecimiento de la reputación y la marca de la empresa. Las percepciones de clientes, accionistas, empleados, gobiernos… son clave para las empresas. De esta forma, ante las demandas de sus grupos de interés, las empresas se ven incentivadas para convertirse en “buenos ciudadanos corporativos”, generando así valor de marca y mejorando su reputación. 
• Motivación y retención de talento. Cuando una empresa cuenta con iniciativas sociales, aumenta su atractivo para captar nuevos talentos, sirve para ayudar a motivar al personal ya existente y mejora su identificación con la empresa.  
• Conocimiento más profundo del mercado. Trabajar con diferentes tipos de organizaciones y asociaciones ayuda a las empresas a conocer mejor cómo hacer negocios en comunidades particulares o cómo dirigirse a determinadas poblaciones. Todo ello se traduce, por tanto, en nuevas oportunidades comerciales. 
• Nuevas relaciones e influencia. En algunas ocasiones, cuando una empresa lleva a cabo iniciativas de tipo social amplia su red de contactos con los diferentes actores de la sociedad civil, e incluso del gobierno, y puede mejorar sus relaciones con ellos.  

La acción social debe seguir evolucionando como una herramienta estratégica más de la empresa. Para ello, es imprescindible que esté alineada con la estrategia corporativa, pero también con las expectativas de los grupos de interés. Además, debe diseñarse con el máximo rigor y ser evaluada periódicamente para verificar que se cumplen con los objetivos perseguidos, de la forma más eficaz y eficiente posible, y respondiendo a la visión y a los valores de la organización. 

Hoy en día es posible automatizar la gestión de los datos para realizar esta evaluación gracias soluciones tecnológicas como las que ofrece Sygris, ¿hablamos?