Seguro que has escuchado hablar de las siglas GHG en muchas ocasiones, pero ¿sabes realmente qué significan? ¿Conoces el protocolo GHG? ¡Te lo contamos!
El Protocolo GHG es el estándar más utilizado para la medición y la gestión de emisiones de gases efecto invernadero. Incluye las actividades, tanto de los sectores público y privado, las cadenas de valor y las acciones de mitigación.
El protocolo GHG fue la primera iniciativa para contabilizar estas emisiones y fue desarrollado por el World Resources Institute (WRI) y el World Business Council for Sustainable Development (WBCSD), junto a empresas, personalidades gubernamentales y grupos ambientalistas de todo el mundo, con el objetivo de establecer programas efectivos a la hora de abordar el cambio climático. Actualmente es la herramienta internacional más utilizada para calcular y comunicar el inventario de emisiones.
Objetivos y estándares
Nació con el objetivo de unificar la medición de los gases de efecto invernadero, permitiendo a las empresas simplificar y reducir los costes a la hora de elaborar los inventarios de los GEI. Además de facilitar esta labor, el Protocolo ayuda también a las compañías a mantener la transparencia en sus sistemas de contabilización, así como ofrece información necesaria para planear estrategias para su gestión y reducción.
En este sentido, dentro del Protocolo, se pueden encontrar dos estándares diferentes pero vinculados entre sí:
- Estándar Corporativo de Contabilidad y Reporte del Protocolo de GEI: para cuantificar y reportar las emisiones GEI en las empresas.
- Estándar de Cuantificación de proyectos de Protocolo GEI: cuantifica las reducciones de emisiones de GEI derivadas de proyectos concretos.
Huella Alcance 3
Las emisiones se dividen en 3 grupos: Alcance 1, para las emisiones directas y las que proceden de fugas de gases de combustión o refrigerantes; el 2, que incluye las emisiones indirectas asociadas al uso de la electricidad; y el Alcance 3, que comprende el resto de las emisiones indirectas, es decir, aquellas generadas por la actividad de la empresa, pero no directamente emitidas por ella (por ejemplo, los viajes de trabajo o las emisiones de proveedores).
En un principio, una gran parte de las empresas solo se centró en la medición de las emisiones que provocaban sus propias operaciones, aplicando únicamente los Alcances 1 y 2. Sin embargo, cada vez son más las organizaciones que se dan cuenta de que no incluir el Alcance 3 significa dejar fuera una parte importante del impacto de la compañía.
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