Conoce el término que dará mucho que hablar en los próximos años y que contará con la tecnología como su principal aliada
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El desarrollo eficiente y sostenible de los procesos productivos sigue calando. Cada vez se apuesta más por la ecoeficiencia. La legislación y los gobiernos buscan su adopción de manera firme. Es común, actualmente, hacerse eco de ello. Pero ¿hasta qué punto dan fruto estos esfuerzos?
De acuerdo con Climate Action Tracker, incluso alcanzando la reducción de gases de efecto invernadero (GEI) más optimista, se superaría el escenario de calentamiento de 2°C en 2030. Considerar cómo producir menos emisiones a largo plazo puede marcar la diferencia. En los alcances 1, 2 y 3 la mitigación del cambio climático es un riesgo que “debe gestionarse limitando la exposición a la regulación de emisiones”, sean directas o indirectas; el alcance 4 explora precisamente “la oportunidad de negocio de productos y servicios que reducen las emisiones”, expone Jessica Tasman-Jones en su artículo para Agenda, citando a Seb Beloe, jefe de investigación de WHEB Asset Management.
Aunque debe tener en cuenta su impacto completo, incluyendo las emisiones que produce desde el principio de su fabricación, el alcance 4 se centra en el impacto de uso, lo que implica subrayar las externalidades positivas, es decir, las emisiones que se dan fuera del ciclo de vida o la cadena de valor. Referenciadas como “emisiones evitadas”, existen dos tipos principales:
- Aquellas emisiones evitadas por un producto o servicio que reemplaza a otro que produce mayor impacto. Por ejemplo, las reuniones online sustituyen los desplazamientos hasta la oficina y evitan esas emisiones.
- Aquellas emisiones evitadas porque el producto o servicio permite reducir las emisiones en otros lugares. Por ejemplo, los detergentes de baja temperatura o los neumáticos que ahorran combustible permiten que los clientes reduzcan emisiones en sus propios procesos.
Un enfoque positivo
Así, el reporte del alcance 4 permite cambiar la narrativa empresarial al presentar un prisma positivo. Para ello, se pueden distinguir dos enfoques:
- Enfoque consecuente, en el que, a partir de una decisión, se evalúa la variación de emisiones general. Al analizar también impactos secundarios y consecuencias no deseadas, es un enfoque más holístico.
- Enfoque atribucional, en el que, en base a una comparación con un producto de referencia, se estudian las emisiones y absorciones absolutas. Considerando que la información y el tiempo son bienes limitados, este enfoque es el que más aplican las empresas.
Sin embargo, los marcos teóricos de la Huella de Carbono de alcance 4 no están del todo asentados. Y, sin una metodología consistente o científicamente sólida, corre el peligro de ser utilizada como una herramienta más de greenwashing, una práctica que ve el posicionamiento ecológico como una oportunidad de marketing, pero luego no aplica ninguno de sus principios, y que cada vez está más extendida -tanto es así, que la Eurocámara ha aprobado una normativa contra el blanqueo ecológico, que entrará en vigor en aproximadamente dos años-.
Ante la complejidad que presentan las emisiones evitadas, la tecnología se consolida como la gran aliada del reporte de alcance 4 y como el cortafuegos ideal para evitar que acabe convirtiéndose en una simple práctica oportunista para las empresas. En este sentido, las organizaciones necesitan contar con plataformas y sistemas de gestión de datos que les permitan capturar y gestionar grandes cantidades de información procedentes de fuentes muy diversas. Además, por la propia naturaleza de las emisiones evitadas, las empresas precisan de la aplicación de complejos algoritmos para identificar, prever y mitigar los riesgos derivados de las emisiones del alcance 4.
El papel fundamental de los datos y la tecnología
Un buen punto de partida para recopilar datos creíbles es la Estimación y presentación de informes sobre los impactos comparativos de las emisiones de los productos, introducida por el Instituto de Recursos Mundiales en 2019, aunque no es el marco más completo. El año pasado, los Ministros de Clima, Energía y Medio Ambiente del G7 apoyaron la importancia de un “mecanismo” de evaluación comparable, confiable y verificable de perfiles de emisiones de diferentes productos y servicios, que podría “movilizar recursos financieros para acelerar el despliegue de soluciones”.
Además de establecer comparativas de productos y servicios acordes a sus características, realizar una evaluación integral del ciclo de vida (LCA) y cotejarlo con el de otra empresa puede también ayudar a estimar las emisiones evitadas. Como es entendible, las empresas, ante la gran avalancha de datos y estimaciones que implica el alcance 4, necesitan contar con sistemas de modelado que les permitan no solo hacer predicciones, sino también poder trabajar en escenarios «de qué pasaría si». Ya no se trata solo de contar con la tecnología adecuada para medir y gestionar las emisiones reales actuales, sino que necesitan tener herramientas digitales para poder realizar las simulaciones correspondientes.
En esta línea, es importante recalcar que, para que las pretensiones del alcance 4 se cumplan, el consumidor debe manifestar un cambio explícito en consecuencia, eligiendo los productos con menor impacto.
El seguimiento y la actualización continua de los datos con la implementación de las tecnologías adecuadas, el uso de técnicas de modelado avanzadas en la medición de emisiones evitadas y la verificación externa y consultoría de terceros pueden aumentar la credibilidad de los informes. Por el momento, debido a la dificultad de estandarización intersectorial, el reporte del alcance 4 no se tiene en cuenta en la iniciativa Science-Based Targets (SBTi). Asimismo, es indiscutible que las emisiones evitadas no compensan ni reducen las emisiones específicas de los alcances 1, 2 y 3.
Un futuro prometedor
El alcance 4 tiene un futuro prometedor, ya que presenta amplio potencial: una visión holística de su impacto facilita a las empresas tomar decisiones informadas, puede fomentar la investigación y el desarrollo tecnológico, la innovación en el diseño y creación de productos y servicios más sostenibles, y facilitar la elección de socios y proveedores que compartan su filosofía y mejoren su reputación.
Por supuesto, es preponderante considerar paralelamente los recursos que requiere. Sin una referencia global que examine cómo se podrían integrar las emisiones evitadas a nivel empresarial, puede resultar difícil orientar las inversiones necesarias, ya que, igual que en el propio reporte, existe el peligro tanto de la sobreestimación como de la subestimación. Lo que sí que queda claro es que la tecnología jugará un papel clave a la hora de gestionar estas emisiones, como ya lo hace en la gestión de los otros 3 alcances.
La Huella de Carbono de alcance 4 es por el momento una cuestión de compromiso, que presenta grandes incógnitas, pero también numerosas posibilidades. La tecnología es una de las grandes aliadas para las empresas en este camino. Es necesario advocar por un sistema robusto, estandarizado y tecnológico, que resista el escrutinio adoptando supuestos sólidos que permitan establecer un “análisis de sensibilidad” (predicción de resultados) fiable, cuyos cálculos sean verificables y transparentes, y que considere y divulgue también los alcances 1, 2 y 3. Una ardua labor que acaba de comenzar, pero en la que se debe profundizar si se quiere cumplir con los objetivos de descarbonización.